Proceso migratorio fines del siglo XIX
1. ¿Por qué tantos europeos dejaron sus países de origen?
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Los que vinieron en los barcos
Las historias de los inmigrantes fueron tantas como personas llegaron al puerto de Buenos Aires. Sin embargo, es posible identificar algunos rasgos típicos en el viaje de los miles y miles de inmigrantes que llegaron a la Argentina. Diferentes personas, distintas nacionalidades, unieron sus historias en un itinerario común. Podía tratarse de un hombre joven de alguna aldea o pequeño pueblo de España o Italia que, por los cambios económicos que vivía Europa en esos años, tenía muy pocas posibilidades de trabajar en su región. O, tal vez, se trataba de un joven judío del Imperio Ruso o de un muchacho sirio-libanés del Imperio Turco, cansados de las persecuciones a las que los sometían sus gobiernos.
Fatigados por los problemas económicos o las persecuciones, estos jóvenes tomaban la decisión de buscar un futuro mejor viajando a América. Luego, algún empresario los convencía de las bondades de una nación ubicada al sur de Sudamérica, de la que, tal vez, nunca antes habían oído hablar. Este empresario le vendía al emigrante un pasaje barato en la tercera clase de uno de los barcos de vapor que, desde unos años antes, cruzaban con increíble rapidez el Atlántico. Entonces, el joven iniciaba su viaje con la ilusión de hacerse rico pronto o, como se decía en esa época, con el deseo de "hacer la América".
Al término de su viaje que, generalmente, se hacía en muy malas condiciones, llegaba al puerto de Buenos Aires. Aunque no faltó alguno que, confundido, bajara en Montevideo pensando que había llegado a la Argentina. En el puerto de Buenos Aires, pasaba unos días en el Hotel de Inmigrantes, donde regularizaba su situación e intentaba conseguir trabajo y alojamiento. Posiblemente, algún connacional o conocido, que había migrado antes que él, lo ayudaba.
Una vez que abandonaba el Hotel de Inmigrantes, los destinos posibles del recién llegado eran múltiples. Podía ir al campo en la zona del litoral mesopotámico o en la llanura pampeana para trabajar en las cosechas o para arrendar una parcela de tierra. O podía conseguir un trabajo en las ciudades que crecían al ritmo veloz del progreso económico.
Los primeros años del inmigrante eran siempre muy duros. Sólo con el tiempo, algunos pudieron disponer de un modesto capital para instalar su propio taller, su comercio o su pequeña explotación rural. Otros trabajaron toda su vida sin lograr grandes mejoras en su posición. Muchos menos fueron los que amasaron grandes fortunas.
Nuevamente respondan cada uno en un comentario anteponiendo sus nombres para identificar a los autores.
Fatigados por los problemas económicos o las persecuciones, estos jóvenes tomaban la decisión de buscar un futuro mejor viajando a América. Luego, algún empresario los convencía de las bondades de una nación ubicada al sur de Sudamérica, de la que, tal vez, nunca antes habían oído hablar. Este empresario le vendía al emigrante un pasaje barato en la tercera clase de uno de los barcos de vapor que, desde unos años antes, cruzaban con increíble rapidez el Atlántico. Entonces, el joven iniciaba su viaje con la ilusión de hacerse rico pronto o, como se decía en esa época, con el deseo de "hacer la América".
Al término de su viaje que, generalmente, se hacía en muy malas condiciones, llegaba al puerto de Buenos Aires. Aunque no faltó alguno que, confundido, bajara en Montevideo pensando que había llegado a la Argentina. En el puerto de Buenos Aires, pasaba unos días en el Hotel de Inmigrantes, donde regularizaba su situación e intentaba conseguir trabajo y alojamiento. Posiblemente, algún connacional o conocido, que había migrado antes que él, lo ayudaba.
Una vez que abandonaba el Hotel de Inmigrantes, los destinos posibles del recién llegado eran múltiples. Podía ir al campo en la zona del litoral mesopotámico o en la llanura pampeana para trabajar en las cosechas o para arrendar una parcela de tierra. O podía conseguir un trabajo en las ciudades que crecían al ritmo veloz del progreso económico.
Volver o quedarse
Los inmigrantes, generalmente, buscaban dos objetivos bien distintos. Unos llegaban para trabajar un tiempo, juntar dinero gracias a los sueldos altos que se pagaban en comparación con Europa, y luego regresaban a su país de origen. Otros llegaban con la intención de radicarse definitivamente para iniciar una nueva vida. Estos últimos, habitualmente, venían solos y trabajaban hasta ahorrar lo suficiente para pagar el pasaje de su familia. Además, las cartas que mandaban a los parientes y amigos en Europa también solían convencer a muchos de ellos de iniciar también la aventura de migrar.Los primeros años del inmigrante eran siempre muy duros. Sólo con el tiempo, algunos pudieron disponer de un modesto capital para instalar su propio taller, su comercio o su pequeña explotación rural. Otros trabajaron toda su vida sin lograr grandes mejoras en su posición. Muchos menos fueron los que amasaron grandes fortunas.
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La segunda revolución industrial
Durante la segunda mitad del siglo XIX, en cambio, las nuevas industrias que provocaron la llamada Segunda Revolución Industrial se desarrollaron, sobre todo, en Alemania y en los Estados Unidos. Los inventos y los descubrimientos que permitieron el desarrollo de las nuevas industrias estuvieron relacionados con los últimos avances del conocimiento científico producido por los institutos de investigación y las universidades de la época. Algunos de los inventos y descubrimientos más importantes que provocaron la segunda Revolución Industrial fueron el motor de combustión interna, la electricidad y la conductividad eléctrica de los metales —como el tungsteno, utilizado en la fabricación de lamparitas eléctricas, y el cobre, con el que se empezaron a fabricar los cables para transportar y distribuir la energía eléctrica.
Las nuevas industrias eléctrica, química y automotriz experimentaron un gran desarrollo. Al mismo tiempo, el acero reemplazó al hierro y el petróleo comenzó a ser utilizado como fuente de energía.
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Un mundo dividido: la división internacional del trabajo
Desde mediados del siglo XIX, el mundo estuvo cada vez más comunicado e integrado. Pero, al mismo tiempo, se fueron diferenciando dos grupos de países que desarrollaban distintas actividades económicas y cumplían diferentes funciones en la economía mundial.
Los países industrializados se especializaron en la producción de manufacturas industriales y de maquinarias, y en el desarrollo y la aplicación de la tecnología más avanzada.
Al mismo tiempo, algunos países de América latina y numerosos países de Asia y África se dedicaron a la producción de diversas materias primas requeridas por las nuevas industrias. El caucho natural, por ejemplo, se obtenía de la resina que producían algunos árboles existentes en las selvas tropicales —como la selva amazónica— y era utilizado para fabricar los neumáticos de las ruedas de bicicletas y automóviles. Otra materia prima muy requerida por entonces fue el cobre, un mineral utilizado como insumo por la nueva industria eléctrica y que llegaba a los Estados Unidos y a Europa desde Chile o desde Zambia (África).
Algunos otros países latinoamericanos se especializaron en la producción de alimentos —por ejemplo, carne, cereales, azúcar, café, cacao y bananas. En los países industrializados, la población aumentó rápidamente y mejoró su nivel de vida. Como consecuencia, aumentó la demanda de alimentos y muchos países europeos decidieron comprar alimentos en el exterior, es decir, importarlos, en vez de producirlos. Por esta razón, durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX, aumentaron enormemente las exportaciones de carnes y
cereales producidos en Estados Unidos, Australia y la Argentina a países europeos. También llegaban a la mesa de las familias europeas otros productos de países distantes, como el café de Brasil, el azúcar de las Antillas y el té de Ceilán.
Además, como los empresarios de los países industrializados obtenían enormes ganancias, muchas empresas europeas y estadounidenses realizaron inversiones de capital en el exterior, y algunos gobiernos y bancos europeos realizaron préstamos a los gobiernos de los países no industrializados.
Esta división internacional del trabajo tuvo consecuencias negativas para los países no industrializados. Por una parte, porque para poder vender sus producciones de materias primas dependían de la demanda de los países industrializados o "centrales". Y por otra, porque no pudieron desarrollar las nuevas industrias y se vieron obligados a comprar la producción de los países industrializados.
Cuando el profesor te lo indique, completa los comentarios con tus ideas u opiniones anteponiendo tu nombre.
2. ¿Por qué tantos inmigrantes eligieron la Argentina?
Un país agroexportador
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los gobernantes de la época y un grupo de familias ricas y propietarias de grandes extensiones de tierra organizaron las distintas producciones agropecuarias que eran demandadas en el mercado internacional.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los gobernantes de la época y un grupo de familias ricas y propietarias de grandes extensiones de tierra organizaron las distintas producciones agropecuarias que eran demandadas en el mercado internacional.
La economía argentina y el mundo
A partir de 1853, los grupos dirigentes se propusieron como objetivo de gobierno que la Argentina avanzara en lo que ellos consideraban "el camino del progreso". De acuerdo con las ideas de los gobernantes de la época, para lograr esa meta era necesario poblar el territorio, atraer inversiones de capitales extranjeros, desarrollar la agricultura, expandir las líneas ferroviarias y elaborar y sancionar leyes para impulsar y asegurar las transformaciones económicas y sociales que necesitaba el país.Como consecuencia del rápido crecimiento de las nuevas industrias, en Inglaterra primero y en otros países europeos más tarde, los gobernantes y los hombres de negocios de esos países pensaron que era conveniente comprar alimentos y materias primas en el exterior. Fue por esto que, durante las últimas décadas del siglo XIX, crecieron constantemente las compras de cereales, carnes, frutas tropicales y productos tales como lana, cobre y caucho a distintos países de América Latina, entre ellos la Argentina.
En las ciudades europeas, los alimentos importados eran consumidos por la población que trabajaba en las nuevas fábricas. Y las materias primas eran insumos usados para elaborar productos manufacturados. Por ejemplo, la lana que los comerciantes ingleses compraban a los productores argentinos era usada como materia prima en las nuevas fábricas textiles de Inglaterra.
En esta nueva organización del comercio internacional, la economía argentina se fue especializando en la producción de cereales y de carne para la exportación. En consecuencia, el país fue un fuerte importador de productos manufacturados industriales.
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3. ¿Cómo vivieron y qué sintieron las personas en su experiencia migratoria?
El apoyo que los inmigrantes recibieron de los gobiernos argentinos (anticipos para pasajes, alojamiento, en algunos casos concesión de tierras y créditos) puede hacernos pensar que la experiencia de llegar al país, conseguir trabajo y radicarse fue sencilla y fácil. Sin embargo, detrás de cada inmigrante solitario y de cada familia de inmigrantes hay una historia llena de dificultades, un entrelazado de grandes ilusiones y grandes desencantos.
Los siguientes textos los ayudarán a conocer cuáles fueron las dificultades, los sentimientos que caracterizaron esta experiencia migratoria.
Dejar Europa y llegar a Buenos Aires
Para los emigrantes, abandonar su patria era muy doloroso. Solo el hambre y la pobreza que padecían muchos europeos los empujó a emprender la aventura de "hacer la América". En a Argentina, los esperaba un futuro incierto, personas desconocidas y muchos temores.
En cualquier lugar de Italia, España o Rusia, un campesino decidía buscar la oportunidad para él y su familia. Quería llegar a esa tierra que encerraba tantas promesas...
Los varones emigraban primero y enviaban dinero a la familia que permanecía en Europa. Finalmente, cuando ahorraban lo suficiente, los familiares venían al país.
La partida
Para viajar hacia América, toda la familia tomaba un tren que la llevaba hasta alguno de los grandes puertos. Allí, el emigrante abordaba el vapor que realizaba el cruce del Atlántico. El precio del pasaje era económico. El viajero era despedido por su familia, entre abrazos, lágrimas y promesas de un pronto reencuentro.
En el barco, los pasajeros eran separados por sexo. Los hombres eran ubicados en grandes dormitorios comunes y las mujeres y los niños en otros. Hasta los matrimonios dormían separados y se encontraban durante el día en la cubierta del buque. Toda la vida a bordo estaba reglamentada. Había horarios para comer, dormir e higienizarse. Los inmigrantes podían utilizar agua dulce para lavarse solo una vez al día y en un horario especial. En realidad, la mayoría de-los pasajeros no usaba el agua con demasiada frecuencia.
Si a esas costumbres poco higiénicas le agregamos que muchas personas vomitaban a causa del "mal de mar", es fácil imaginar que el olor de los dormitorios era muy desagradable.
En alta mar
Pero en el viaje también había algunas gratificaciones. Por ejemplo, los viajeros podían sacar su silla a cubierta y disfrutar de las caricias del sol, y compartir largas charlas conversando sobre la tierra que habían dejado y el futuro que los esperaba en la Argentina. La permanencia en cubierta era ideal para escribir a la familia cartas que enviarían al llegar a Buenos Aires. Recién habían dejado la patria... ¡y cuánto extrañaban!
Algunos jugaban a las cartas por dinero. Los pasajeros inexpertos podían perder todos sus ahorros, ya que en los barcos viajaban jugadores profesionales que se aprovechaban de ellos. Otros inmigrantes practicaban frases en castellano, para hacerse entender en la Argentina.
Las mujeres trataban de hacer la travesía más entretenida haciendo calcetines y tejiendo croché. Sin
embargo, trabajo no les faltaba. Debían cuidar a los chicos, que corrían por todo el barco, preguntaban a los marineros cómo se usaban los salvavidas y resbalaban sobre la cubierta.
La llegada a Buenos Aires
El inmigrante debía atravesar la aduana al llegar al país. El empleado le preguntaba si tenía algo que declarar.
En general, el trámite se hacía rápidamente porque los extranjeros eran muy humildes y traían pocas cosas.
A continuación, el recién llegado se alojaba en el Hotel de Inmigrantes. Era muy incómodo, no tenía
colchones y los viajeros debían dormir sobre lechos de piedra. Para estar más cómodos, los inmigrantes colocaban algo de ropa debajo de su cuerpo y armaban una almohada.
El hospital construido junto al Hotel atendió a miles de inmigrantes que arribaron a Buenos Aires
afectados, sobre todo, por enfermedades vinculadas a las vicisitudes del viaje, la mala alimentación, las penurias.
Al inmigrante recién llegado se le presentaban dos graves problemas: el primero, subsistir el tiempo
necesario hasta encontrar trabajo; el segundo, comunicarse en un idioma que no conocía. En muchos casos, había un fuerte contraste entre la fantasía con que venían Los inmigrantes y la realidad con la que tropezaban al llegar.
1. ¿Qué semejanzas y qué diferencias encuentran entre los testimonios y el fragmento del Manual sobre lo que cuentan acerca del Hotel de Inmigrantes de su Oficina de Trabajo?
2. ¿Por qué les parece que los testimonios y el Manual dicen cosas diferentes sobre el Hotel? (Para responder, tengan en cuenta quién es el autor de cada una de las fuentes y cuáles habrán sido sus intenciones.)
3. ¿Si uno fuera un campesino pobre de una aldea italiana de principios del siglo XX, qué habría pensado y sentido al leer (o escuchar lo que dice) el Manual sobre el Hotel de Inmigrantes.
(Para responder en forma oral o en la carpeta)
Observen las imágenes de ESTA GALERÍA y ESTA OTRA, ¿qué pueden observar y aprender a través de ellas?
Anoten las conclusiones en los comentarios (recuerden escribir el nombre del autor).
Trabajar en el campo, trabajar en la ciudad
La mayor parte de los inmigrantes vino a la Argentina con el objetivo de emplearse en las actividades agrícolas y con la esperanza de llegar a tener su propia tierra. Durante los primeros tiempos, muchos lograron cumplir con este objetivo, sobre todo en las colonias agrícolas de Santa Fe y Entre Ríos. Los propietarios de chacras pequeñas y medianas fueron llamados chacareros. En cambio, los que llegaron a partir de 1880 no pudieron acceder a la propiedad de la tierra. Por esa época, las mejores tierras estaban ocupadas por los grandes terratenientes.
Frente a esta situación, algunos inmigrantes que tenían ahorros pudieron arrendar parcelas de tierra, es decir, alquilar algunas hectáreas. Pero los dueños sólo las alquilaban por pocos años. Luego de tres o cinco años, los terratenientes no renovaban los contratos y los inmigrantes debían irse. Otros inmigrantes se quedaron a trabajar corno peones en las chacras y en las estancias, pero la mayoría fue a buscar trabajo a las ciudades.
En las ciudades de Buenos Aires y Rosario las posibilidades de empleo eran mayores. Los inmigrantes trabajaron como obreros en los puertos, en los frigoríficos, en la construcción de edificios, en el tendido de vías férreas, en los talleres o en las fábricas que se fueron instalando en las ciudades. Algunos inmigrantes, que tenían recursos económicos o que ya desempeñaban un oficio en Europa, lograron establecerse como comerciantes o como pequeños empresarios. El crecimiento y modernización de las ciudades provocaron el surgimiento de nuevas actividades relacionadas con la administración pública y el ejercicio de profesiones, como las de médico o abogado.
El acceso a la educación permitió a los hijos de los inmigrantes desempeñar estas tareas.
Tomando decisiones como inmigrantes
Ahora que ya hemos conversado, indagado y relexinado sobre la gran inmigración de siglos XIX y XX, pondremos a prueba lo aprendido con este juego de roles.
Para terminar
Para resumir todo lo conversado y aprendido, busca una imagen de un inmigrante. Puedes utilizar un editor de imagen para recortar si es que apareciera con toda su familia. Imagina, piensa, escribe su historia: de dónde venía, a qué edad, con quiénes, a dónde vino, qué hizo, cómo era su familia y cuál era su problemática. Escribe su relato en el procesador de textos. Luego, hacelo hablar utilizando la herramienta BLABBERIZE, para que cuente su historia. Pídanle a Pablo el email y la contraseña que vamos a utilizar para que queden guardados
Al ingresar, hacer click en MAKE para comenzar. |
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